Loa al antiguo y desaparecido puente de madera del camino de La Ruda:
“Viejo y carcomido aún, tienes vigor para sostener el peso de los años y defenderte de los barrancos desbordados. Para trapicheos mozos eres paraje codiciable. Antaño amparaste bajo tus arcos los carnales desvelos de algún lego franciscano y en estos plenilunios de ahora has protegido, más de una vez, pecados de amor”.
El puente de madera del camino de de La Ruda fue construido en madera de barbuzano o barbusano, árbol propio de Canarias, de madera muy dura, parecida a la caoba, que puede alcanzar los 16 m de altura. Además, también contaba con las mejores vigas de tea.
El primer obstáculo serio con que se encontró la ciudad para explotar La Vega fue salvar el barranco junto al convento mayor de San Miguel de las Victorias (Cristo de La Laguna). Al planificar el camino que bordeara el lago, salvando éste se podían sembrar “tierras de buen pan y papas” a escaso un kilómetro del puente, además de extraer piedra talladas para sillares desde Las Canteras y Pedro Álvarez.
Dicen las leyendas laguneras que por el camino de La Ruda se iba a la tierra de los campos de La Vega, de donde, en los días del pasado lagunero, las carretas recorrían el camino y el puente de madera al paso lento de la yunta, mostrando la belleza de su carga de trigo: papas, cebada… y las fragancias de los productos de la sementera. El puente de La Ruda, tras ser cruzado, siempre recibía el piropo del boyero hecho canción:
De La Vega lagunera
vengo cargado de ilusiones,
paso el puente de La Ruda
con esta carreta que alegra los corazones.
