La Romería ante el «Carrera» 1964
…La Romería de San Benito se utiliza también para gritar consignas y manifestar, de forma bien humorada, la protesta por alguna contrariedad. A partir de la sustitución de la Comisión que presidió Mónico González durante tantos años, por otra de carácter más político, se cantaba aquello de: «Me gusta la bandera… «, introduciendo un ritmo de marcha brasileña en la supuesta reivindicación purista de nuestra canariedad; y en el aciago año en que Obispo amenazó con separar lo religioso (San Benito) de lo profano (la Romería) se cantó aquella copla llena de rebelde espíritu lagunero:
San Benito si eres macho demuestra tu valentía:
manda al Obispo al carajo y vente a la Romería.
No sólo hay ruido en las romerías, en la de San Benito se dan cita todos los años la mayor parte de las parrandas y rondallas de la isla y de otras islas, y es una delicia escucharlas a su paso por las calles de La Laguna. Yo no suelo ver sino una, porque ya se sabe que si sales en la Romería verás solamente lo que ocurre a tu alrededor. Así que aprovechando, me encuentro siempre con viejos amigos: antiguos sabandeños, tunos en excedencia y los miembros de la parranda guasquías que se incorporan todos los años y a los que les debemos una visita a Teror que tendrá que pagarse cuanto antes.
El bar Carrera también es clave en la Romería de San Benito, pues es sabido que a partir de su paso, el desfile comienza a diluirse cambiándose las botas de vino, ya calientes, por frescos whiskys y cervezas. Es el punto estratégico para la reorganización de una fiesta que va a durar toda la tarde, hasta que el cuerpo aguante, embutido en los calurosos trajes de lana que el sacrificio por la autenticidad y las exigencias del rescate nos obliga a poner. Sin bragueta ni bolsillos, como obedece a la negación a la funcionalidad que es inherente al clasicismo.