FIESTAS PATRONALES DE LA VERDELLADA EN HONOR DE NUESTRA SEÑORA LA VIRGEN DE LOURDES PREGÓN 2018 (II). Por Juan Manuel Castañeda Contreras

(…) Por otra parte, hemos visto como Viña Nava es referencia estricta a estas propiedades que sufrieron particiones y adquisiciones posteriores, para seguir siendo plantadas de viña, hasta que se producen  ya los primeros asentamientos urbanos.

Y deben saber ustedes, vecinas y vecinos de La Verdellada, que uno de esos propietarios que tuvo esta zona de viñas, plantadas de uva verdello, fue nada más y nada menos que Amaro Rodríguez Felipe, conocido como Amaro Pargo, el famoso corsario lagunero. En un documento de compra de unas viñas en esta zona en el año 1731, es donde hemos encontrado la primera referencia al topónimo la Verdellada.

Así, Amaro Rodríguez Felipe, en escritura fechada el 9 de agosto de 1731, adquiere una propiedad con una cantidad de dinero remitida desde La Habana sobre la que impone algunas memorias por su alma y las de sus padres. Y esa propiedad, en la que se dice que la ha plantado de viña, se describe como: “…vnos sercados de tierra, viña y árboles en el valle que llaman de Hinojosa, que lindan por delante camino que ba al valle que disen de Tabares y por el pie tierras del lizenciado don Domingo Marques, presbítero, por la cabesada viña de don Joseph de la Santa que llaman laVerdellada y por el otro lado el lomo del valle de Colin…”.

Otra referencia histórica, esta de 1741, es la venta que realiza María de Aguiar, viuda de José Castellano, que vende a Francisco Pérez Saco, vecinos todos de La Laguna: “…almud y medio de viña con parrales y higueras que está donde disen la Berdellada Pan y Buena Gana, que linda por el naciente camino real que va a el valle de Tauares, por el poniente con viña de Juan González, digo por el poniente el barranco que llaman de los Molinos, por arriua viña de Juan González y por abaxo viña de mi hermana Feliciana de Aguilar”.

Estas son en definitiva algunas de las referencias documentales que tenemos del topónimo de La Verdellada. Como ven, un espacio conocido así al menos desde mediados del siglo XVIII, de muy buenas tierras tanto de cereales, como de viña y frutales, y que además se ganaron el apelativo de Pan y Buena Gana.

Es probable que existan citas anteriores, y habría que darle continuidad a la investigación, y hacer un seguimiento hacia detrás de estas propiedades en las que consta el nombre de La Verdellada, para comprobarlo.

Y si importante creemos que es el origen de nuestra toponimia, no debemos dejar de exponer y de mencionar, aquellos otros elementos que asientan nuestra historia, que forman parte en definitiva de nuestra identidad y en la que nos reconocemos como colectivo social.

Nosotros creemos que esa identidad como pueblo, como colectivo, se reconoce y se asienta en el patrimonio histórico y cultural, entre otros aspectos. En La Verdellada perviven algunos hitos singulares que pertenecen al patrimonio histórico y cultural, dentro de lo material, que merecen ser resaltados, y sobre los que vamos a realizar una somera referencia.

El más antiguos elemento del patrimonio histórico que se conserva en La Verdellada es un grabado rupestre de nuestros ancestros los aborígenes guanches. Según los especialistas, pocas manifestaciones arqueológicas resultan tan reveladoras del origen nor teafricano de los primitivos habitantes de las islas Canarias, y de su parentesco con las poblaciones del continente, como los testimonios de la escritura líbico-bereber y los grabados rupestres de diferente morfología, técnica y contenido que se han venido documentando.

Estas manifestaciones de la cultura guanche , aparecen generalmente sobre piedra basáltica, en los márgenes de los barrancos, cornisas de cuevas o rocas destacadas. En Tenerife, se plantea que lo más llamativo de estos grabados e inscripciones es que se sitúan en una destacada posición topográfica y el dominio visual sobre el entorno.

Y estos elementos se cumplen en el grabado de La Verdellada. Fue dado a conocer en 1999, en un estudio colectivo dirigido por la profesora María del Carmen del Arco Aguilar titulado “Los guanches desde la arqueología”. Se sitúa en un panel de roca basáltica y está ubicado en un margen del barranco, como saben situado a la mitad del Camino Real, en un lugar que vislumbra un amplio espacio de lo que sería la geografía antigua de esta zona.

Resulta un conjunto rupestre singular, y ciertamente el grabado podría contener signos alfabéticos líbico-bereberes, siendo sus motivos centrales tres cruciformes con peana triangular en su base, así como otros elementos difíciles de identificar.

Por su parte, la asociación Cultural Archinife, publicó en el año 2016 el trabajo “Chinech la isla de los letreros. Inscripciones en las piedras de Tenerife”. Este colectivo plantea que este de La Verdellada, es de los pocos grabados que existen en La Laguna que se encuentran en el mismo lugar donde fueron realizados originariamente. Apuntan que este grabado, que según ellos contiene una familia de antropomorfos, viene a ser un talismán o gráfico de protección para los cabreros que entraban en el paraíso de Aguere, y así observan que hay representaciones de deidades y piscifor mes, que son símbolos eminentemente propiciatorios de fertilidad, lluvia y abundancia de grano.

¿Y qué significado pudieran tener estos grabados, estos motivos geométricos, o incluso como se afirma que contienen, que significan estas letras como parte de una alfabeto líbico-bereber? Pues no lo sabemos. Sólo p odemos apuntar algunas especulaciones o elementos posibles, como que están relacionados con controlar por ejemplo el territorio y los ganados que pastaban en ellos, o que estas estaciones y grabados marcan

espacios de explotación o zonas de pastos apropiadas para los diferentes grupos sociales que conformaban la sociedad guanche. O por último, aunque también de manera comple-mentaria, es que estas formaciones naturales para grabar, destacan en el paisaje, y tienes rasgos físicos sugerentes como para ponerlas en relación con el mundo de las creencias, y como soporte para las prácticas mágico-religiosas. Sea lo que fueren ahí está esa estación rupestre, que merece nuestro cuidado y estudio, y ponerlas en valor, así como adoptar medidas para su conservación. Es parte de la historia, en este caso de la prehistoria de La Verdellada.

Vayámonos ahora al barranco de La Verdellada. Este barranco ha recibido diversos nombres en sus diferentes tramos. En realidad es el barranco de Gonzalianes, que arranca o viene desde Jardina, aunque según esos tramos a los que nos referimos, se les llama también de la Carnicería, o de La Verdellada, para seguir su cauce y adentrarse luego en el municipio de Santa Cruz (…).

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