Una foto de la Casa del Crimen en La Matanza nos recordó un caso sin resolver

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Hermosa foto de la conocida por «Casa del Crimen» en La Matanza de Acentejo. Foto de finales de los años 50.

Mi amigo Hipólito Marrero, más conocido por Polo el de la funeraria, cada vez que pasábamos por la carretera de La Matanza, normalmente casi siempre en «comando de asalto bodegil», me contaba el crimen de La Matanza…»Ahí está la casa del Crimen y el caso sigue sin resolver».

El relatoa era algo así: Juana Fernández del Castillo apareció asesinada en su casa, en la Matanza de Acentejo. La hipótesis más plausible es que un problema de herencias fue el  móvil del crimen.  Muchas personas fueron inculpadas y puestas en libertad, entre ellas, posiblemente, su/s asesinos. Juana Fernández del Castillo vivía con su hermana, Petra, y una sirvienta llamada Mercedes. Juana era la administradora de la herencia familiar y esto, al parecer, ocasionaba bastantes discusiones entre los hermanos, pues también tenía un hermano llamado Antonio. Según comentan las personas que los conocían, Juana era, comparada con sus hermanos, la más educada y religiosa.

Cada vez que pasábamos por delante de la casa donde se halló el cadáver, un querido amigo, tras santiguarse, en un acto atávico, tal vez supersticioso, volvía a contar el relato de lo que él llamaba “La casa del crimen”, prácticamente, siempre con las mismas palabras.

La señora Petra Fernández del Castillo se puso a cenar en compañía de su hermana Juana, y como quiere que aquélla tenía prisa para ir a la novena, terminó de comer primero que su hermana. Salió inmediatamente, siendo las ocho menos cuarto, con la sirvienta, Mercedes, para ir a  la Iglesia. Así pues, quedó la hermana Juana, sola, cenando; las puertas de la calle cerradas, abierta la portada de hierro que comunica con la huerta, y no se sabe si la puerta que da al patio quedó abierta o cerrada. A las 9 y 20 minutos, Petra regresó de la iglesia, y entrando en la casa en compañía de Mercedes, se dirigieron a la galería. Fue allí donde encontraron el cuerpo de Juana Fernández,  y examinando a la referida señora comprobaron que la misma era cadáver y que la muerte databa de una hora anterior, pues aún el cuerpo tenía calor.

 Hubiese sido un crimen casi perfecto, pues el médico, al examinarla, pensó que había sido una embolia, ya que soltaba sangre por la boca. Don Jesús Amaro Díaz, párroco, le dio la extremaunción. Sin embargo, al ir a cambiarle el traje se dieron cuenta que a Juana la habían apuñalado. Es entonces cuando se avisa a la guardia civil.

 El primer sospechoso fue un señor que vivía enfrente de la casa apodado el “Cambado”, que se llamaba Valentín, pero este hombre se encontraba cumpliendo condena en Sevilla. Entonces empezaron a culpar al medianero, llamado Andrés, pues había estado discutiendo con Juana esa misma tarde sobre algo de la vendimia; y lo peor no era sólo eso, sino que hubo personas que se prestaron a acusarlo como testigos.

Antonio Fernández del Castillo, Petra Fernández del Castillo, Mercedes (la criada) y Andrés (el medianero) fueron inculpados por el asesinato de Juana Fernández del Castillo, ingresando en prisión el día 11 de octubre de 1945. Llegado el día del juicio, el letrado defensor del caso pidió el cuchillo como prueba, pero éste no apareció. El abogado afirmó entonces que el simple hecho de haber pruebas de discusión, no era motivo para el encarcelamiento. Luego llamó al párroco, don  Jesús Amaro Díaz, el cual declaró que: “Como ustedes saben, el sigilo sacramental me impide revelar el secreto de confesión, por lo que mi aportación en este caso es más bien escasa. Conozco a esta familia de toda la vida, y no considero que sus desavenencias constituyan un motivo tan grave como para quitarle la vida a su hermana Juana”. Se revoca el auto de procesamiento dictado por el instructor del caso y, por consecuencia, son puestos en libertad Antonio, Petra Fernández del Castillo, Mercedes y Andrés. Según se comentó unos años después, se sabía que Mercedes era como la dueña de la casa, y que Petra, la hermana de Juana, parecía ser su criada.

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