«Sobre efemérides de precipitaciones intensas del siglo XXI en Tenerife: observaciones obtenidas en la red de estaciones automáticas» (I), por Luis Manuel Santana Pérez

Desgraciadamente solemos leer o escuchar en los medios de comunicación noticias, como las que insertamos: “fuertes lluvias causan desperfectos en diferentes puntos de la Isla…” (Diario de Avisos) o bien…una gran tromba de agua ha caído esta mañana del domingo en el área metropolitana de Tenerife ocasionando inundaciones en algunas calles, como la Avenida de Venezuela, y numerosos vehículos han quedado cubiertos por el agua. Asimismo, una mujer falleció en dicha avenida por un infarto tras ser arrastrada por el agua. El centro coordinador de emergencias 112 no ha comunicado que se hayan producido daños personales y recomienda a la población que en la medida de lo posible no salgan de sus casas mientras se mantenga la situación de alerta meteorológica… (La Opinión de Tenerife).” Después del mediodía, el cielo se desplomó en la capital. Las lluvias comenzaron a las 15 horas, duraron hasta las 16 horas, luego hubo un descanso de media hora y a partir de ahí llovió con fuerza hasta las 20 horas. A las 17 horas de ese día se alcanzó la intensidad máxima de la tormenta, cayendo 162.6 mm/m2 en tan solo una hora. En total se acumularon más de 232.6 mm/m2, la mayor cantidad de agua recogida en un día en Santa Cruz de Tenerife desde que hay registros. El desastre fue absoluto: 8 personas perdieron la vida, hubo cientos de viviendas afectadas, cortes de luz (ya que las subestaciones eléctricas quedaron inundadas), fallos en el abastecimiento de agua potable, en la línea telefónica y desbordamiento de los sistemas de alcantarillado, entre otros muchos. El caos, la desesperación, la quiebra de las infraestructuras, la caída de servicios indispensables como el telefónico deja la ciudad en un limbo que los chicharreros no olvidarán nunca…” (el tiempo.es)

Y es que nos preocupan las situaciones meteorológicas adversas de lluvias intensas o fuertes vientos, pero, a la vez, después de permanecer meses sin lluvias, anhelamos las temibles frentes o borrascas atlánticas. Es decir, nunca llueve a gusto de todos. Por ello, en este escueto artículo se presenta –aproximadamente- las frecuencias de precipitaciones intensas en el transcurso del siglo, así como las fechas y tipos barométricos de los eventos pluviométricos que cruzan Tenerife

Introducción

Recordemos que el régimen de lluvias de Canarias está íntimamente ligado a la evolución anual que experimenta la circulación del viento alisio, y que se distingue por el acusado mínimo estival en los totales mensuales de precipitación. Cierto es que los alisios generan en la troposfera canaria una capa de estratocúmulos y aunque el espesor de dicha capa supera a veces los 1000 m no es propicia a originar lluvias importantes, aunque ocasionalmente de lugar a ligeras precipitaciones en los lugares más favorecidos

Se indica que, para que se produzcan lluvias importantes, es necesario que previamente la circulación general del alisio haya sido sustituida por otras situaciones meteorológicas que traigan consigo la desaparición temporal de la inversión vertical de temperatura. De estas, las más frecuentes están constituidas por las invasiones de aire polar marítimo, qué al ser obligado a ascender por el relieve, es responsable de la mayoría de las lluvias. No obstante, se da el caso de que, en general, las lluvias más importantes, que no las más frecuentes, se producen con vientos de sur; si bien es cierto que se trata de situaciones meteorológicas muy especiales, en las que entran en juego masas tropicales de aire húmedo. Estas perturbaciones son responsables de las intensísimas lluvias chubascosas que, ocasionalmente, pueden originarse en cualquiera de las siete islas y en cualquier lugar, ya que, aunque el relieve influya en su intensidad, la cantidad de agua caída puede llegar a ser importante sin necesidad de su concurso, solamente con las ascendencias del aire en el seno de la perturbación.

En general, la mayor frecuencia de temporales de lluvia suele tener lugar en la segunda mitad de otoño, en primer lugar, y en la primera mitad del invierno, en segundo lugar. Estos temporales suelen ser de corta duración y raramente se dan más de cinco al año. Cuando esto sucede se considera un año relativamente lluvioso, pero basta que no se produzcan un par de temporales (previstos) para que el año resulte seco.

Durante las invasiones de aire polar marítimo desaparece la clásica inversión de temperatura del alisio. En este caso, la masa de aire polar que invade el Archipiélago es muy inestable. Esta inestabilidad, al ser liberada por la ascendencia provocada debido al relieve, se traduce en una actividad convectiva que puede ser muy vigorosa, dando lugar a diversos hidrometeoros.

Respecto a la cuantía de las precipitaciones originadas, pueden variar entre amplios límites, dependiendo, naturalmente, del grado de inestabilidad que se geste y de la riqueza en vapor de agua de la masa de aire polar. Pero, en todos los casos, es el factor orográfico el que juega un papel importante, de forma que, en los lugares favorablemente situados, pueden registrarse precipitaciones mayores a 100 mm en veinticuatros. Por otro lado, los casos de invasiones más intensas, se pueden incluso sobrepasar los 200 mm de precipitación. De hecho, sin el concurso del factor orográfico, las precipitaciones son generalmente poco importantes, aunque en ciertas situaciones extremas, cuando en altura la invasión es más fría y vigorosa, es posible que incluso en las islas de poco relieve, Fuerteventura y Lanzarote, se registren cantidades mayores a 50 mm en veinticuatro horas.

Este tipo de tiempo se presenta fundamentalmente en otoño, invierno y primavera. Después de un mínimo estival acusadísimo, la frecuencia sube rápidamente hasta alcanzar el máximo de noviembre, y después de cierto descenso invernal vuelve a subir para llegar al máximo secundario de marzo y abril. Respecto a la situación en el mapa sinóptico, aunque puede presentar notables variaciones, siempre se considera, como característica general, un anticiclón atlántico más o menos importante.

Si tenemos en cuenta los trabajos de Font Tullot (1983, Climatología de España y Portugal), donde  se detallan las causas físicas de las primeras lluvias otoñales de cada año, es alentador leer textos donde el autor mantiene la conjetura acerca  de que es necesario conservar los recursos forestales insulares, ligados estrechamente al ciclo hidrológico, para favorecer la captación de agua atmosférica, algo que se constata    por medio de observaciones meteorológicas instrumentales realizadas en distintos organismos oficiales,  analizando detalladamente la abundante información minutaria suministrada por las redes meteorológicas automáticas de la Isla, unas conclusiones que se muestran mediante tablas estadísticas e imágenes expuesta en el anexo a este artículo (ver Anexo).

Clasificación de años hidrológicos según eventos meteorológicos acompañados de precipitaciones intensas a torrenciales

Por ejemplo, si estudiamos cincuenta eventos barométricos de precipitaciones diarias de copiosas a torrenciales en diecinueve años (del siglo XXI), y se establece una escala de precipitaciones (a modo del autor) donde las precipitaciones copiosas diarias son superiores a 25 mm y las precipitaciones torrenciales diarias, los 125 mm, las precipitaciones intensas diarias mayores de 50 mm y las precipitaciones muy intensas diarias, los 100 m. Se presenta, en primera línea en color, año concreto del siglo y orden en la sucesión de precipitaciones acumuladas anuales medias en el conjunto de estaciones meteorológicas en un mismo periodo de observaciones. Las estaciones elegidas cubren el territorio insular: costas, medianías y zonas de montaña. La segunda línea indica la fecha y tipo de evento meteorológico o barométrico que acontece, luego la zonificación donde las precipitaciones al menos son copiosas y una tercera línea muestra la zonificación donde las precipitaciones son más intensas; señalándose el sector de direcciones del viento más frecuentes en las franjas longitudinales insular. (Ver tabla)

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