Alertan de otra grave actuación en el centro histórico de La Laguna

La obra incumple las directrices de la UNESCO y la Ley de Patrimonio Canario

El historiador del arte Carlos Rodríguez Morales, el investigador Aarón Sánchez Pérez y el historiador y sociólogo Álvaro Santana Acuña advierten que la construcción de un nuevo edificio en el número 44 de la calle Manuel de Ossuna será otro nuevo golpe para el patrimonio histórico del centro de La Laguna.

Recreación del edificio proyectado (Autor: Sánchez Pérez)

Según los investigadores, ese edificio proyectado incumple las Directrices Prácticas de la UNESCO, que protegen “los elementos de 627 edificios” incluidos en la declaración de Patrimonio de la Humanidad. En su Apartado II. F, las Directrices obligan a garantizar “las condiciones de integridad y/o de autenticidad en el momento de la inscripción en la lista se mantengan o mejoren en el futuro” y también a proteger los bienes inscritos “frente el desarrollo y los cambios que podrían afectar negativamente al Valor Universal Excepcional” que poseen.

Rodríguez, Sánchez y Santana añaden que la construcción del nuevo edificio incumple la Ley de Patrimonio Canario. En su Artículo 36 dicha Ley establece que los conjuntos históricos “deberán ser protegidos y conservados atendiendo a sus valores patrimoniales culturales peculiares, prohibiéndose aquellas intervenciones que introduzcan elementos que devalúen sus valores y fisonomía histórica”.

Detalle de la parcela en Manuel de Ossuna (Fuente: Grafcan).

El nuevo edificio se construirá sobre la parte trasera de una casa histórica cuya fachada está en la calle Herradores. Rodríguez, Sánchez y Santana señalan que esta casa es uno de los pocos ejemplos supervivientes en esa zona que sigue la división clásica de las parcelas en las casas laguneras. Desde la fundación de la ciudad en 1496, la mayoría de las casas tenía su zona verde en la parte trasera, su patio central para que entrase bien la luz dentro de la vivienda y una fachada a la calle, explican. En esa parte trasera, se guardaban a menudo animales como gallinas y se cultivaban productos de huerta que se usaban para el autoconsumo de la familia. En el plano de La Laguna del ingeniero Torriani de 1588 se ve con claridad las zonas verdes de las casas usadas como corral, huerto y jardín.

Detalle del plano de Torriani (1588) con zonas verdes dentro de una manzana.

Esta división de las casas en vivienda, patio y zona verde fue posible gracias a un nuevo modelo de ciudad-territorio. Rodríguez, Sánchez y Santana recuerdan que la conservación de este tipo de casas, como el 44 de Manuel de Ossuna, impulsó a la UNESCO a declarar La Laguna Patrimonio de la Humanidad, tal como recoge el Dossier de Solicitud de Inscripción, que destaca la “relación entre el parcelario urbano colonial característico del concepto de ciudad-territorio y la arquitectura mudéjar”.

Esquema de la casa lagunera tradicional (Autor: Sánchez Pérez).

Rodríguez indica que Inés Rico de Moya era dueña de otra parcela en Manuel de Ossuna, conocida en los siglos XVII y XVIII como de Savalla y de Ceballos y luego como de Chaves. Su parcela sirvió para edificar la casa de la familia Franco de Castilla. Según Sánchez, una ampliación similar debió pasar en la parcela del número 44, cuya zona verde creció a lo largo de los siglos. Hoy, esa zona puede desaparecer por completo con el nuevo edificio.

Además, Santana añade que la eliminación de espacios verdes en el interior de la ciudad es muy grave por otra razón. “La pandemia de la COVID-19,” afirma, “está demostrando que las personas necesitamos espacios verdes dentro de nuestras casas. Es una de las grandes lecciones que nos dejó el confinamiento. Tener una casa con zona verde para ejercitarse y descansar no debe ser un lujo sino un derecho”.

Los investigadores mencionan que, tras recibir el título de Patrimonio Mundial en 1999, en 2005 se aprobó el actual Plan Especial de Protección (PEP) del centro histórico. Dicho PEP creó divisiones arbitrarias de las parcelas de docenas de casas históricas. El objetivo era legalizar obras en zonas verdes de dichas casas. Así sucedió, como recuerdan, en otra casa de la misma calle junto al callejón de Maquila, demoliendo todo menos la fachada y construyendo otro edificio que incluso obligó a derribar el muro histórico del callejón. Sánchez indica que también peligra la zona verde contigua a la parcela del número 44.

División de la parcela en dos según el PEP de 2005. (Autor: Sánchez Pérez).

El estilo planeado para el nuevo edificio en el número 44, añade Santana, desvirtúa la estética del entorno histórico de casas tradicionales, porque no respeta las características de la arquitectura típica lagunera que, además de su interés turístico, es el orgullo de la ciudad. “Los turistas no quieren ver edificios horribles como el juzgado de la plaza del Adelantado, sino conocer edificios históricos como el Palacio Lercaro y las casas terreras”, declara Santana.

Rodríguez, Sánchez y Santana recuerdan que ya ha pasado un tercio de la actual legislatura y que desde hace años diferentes colectivos y personas piden la eliminación del PEP de 2005. Los investigadores insisten en la necesidad de frenar los efectos más destructivos de ese PEP, como se hizo para salvar “Las Trillizas”, un conjunto de tres casas terreras en la calle Candilas. Actuaciones como esta muestran, añade Sánchez, que “la misma administración ha hecho caso omiso de las disposiciones del actual PEP cuando ha sido necesario”. Los investigadores piden que se use un nuevo PEP que proteja las casas históricas laguneras según las directrices de la UNESCO y acorde con la Ley de Patrimonio Canario. Con un nuevo PEP, concluyen Rodríguez, Sánchez y Santana, podría lograrse que las obras en el centro histórico fuesen respetuosas con el Patrimonio Mundial lagunero.

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