Pregón de la Semana Santa de La Cuesta-La Laguna 2023. Por Luis Yeray Gutiérrez

Queridos vecinos y vecinas de La Cuesta, amigos y amigas: Solo puedo empezar este pregón con una palabra: gracias.

Gracias porque el alcalde de San Cristóbal ha sido invitado a pregonar la Semana Santa de La Cuesta, pero quien en realidad pronuncia esta noche el pregón es el niño que hace años, de la mano de su abuela, contemplaba con ojos de asombro el encuentro entre las imágenes de Cristo y la Virgen María, en la noche del Martes Santo. Los mismos ojos de asombro que descubro hoy en mi hijo ante los misterios de la Pasión, que comienzan este Viernes de Dolores.

Por eso este acto tiene un carácter tan especial. Para mí hablar de la Semana Santa de La Cuesta es hablar de unas solemnidades profundamente vinculadas a mi familia.

En cuanto me invitaron a pronunciar estas palabras, el primer pensamiento que me vino a la memoria fue el recuerdo de mi abuela, vestida de luto riguroso, preparándose con esmero para ir a rezar con fervor delante de las imágenes de Jesús ante Caifás y la Dolorosa, y así acompañarlas en el recorrido procesional por estas calles en las que guardo tantas vivencias.

Porque aquí pasé mis años de infancia, adolescencia y juventud, y uno pertenece siempre al territorio donde ha sido niño. De mi abuela aprendí el poder que tiene la fe, el valor de nuestras creencias y la importancia de los símbolos para crecer como personas tanto individual como colectivamente.

Para mí hablar de la Semana Santa de la Cuesta es hablar de mi tío Pedro Delgado Tremps (conocido en el barrio como el de Viajes Mencey), un hombre bondadoso y humilde, al que siempre recuerdo vinculado a la cofradía de Nuestro Señor Jesús Cautivo ante Caifás y Nuestra Señora de Los Dolores; una cofradía que ayudó a fundar junto a vecinos del barrio como Rodolfo ‘El Carpintero’ o llegados de fuera de las islas, como, sobre todo, el recordado Jacky Romero, que fue uno de los grandes impulsores de que el Martes Santo de La Laguna sea hoy el Martes Santo del Encuentro en La Cuesta.

Crecí por tanto en una familia en que la devoción por la Semana Santa siempre estaba presente y así y se ha transmitido de padres a hijos. Todavía hoy, cada vez que voy a Sevilla, mis tíos me recuerdan que no deje de ir a visitar a La Macarena.

Sin duda Jacky Romero tuvo mucho que ver en esa conexión de La Cuesta con la Semana Santa andaluza. En uno de los libros de la Biblioteca Lagunera de Bolsillo, que edita el Ayuntamiento de La Laguna, su autor, el investigador Julio Torres, se ha encargado de profundizar en la inigualable figura de Jacky Romero, el origen de estas imágenes (que son de las más bonitas de nuestra Semana Santa), su llegada a La Laguna y la fundación de las cofradías que las acompañan.

Tiene razón Julio Torres al decir que, sin Jacky Romero, la Semana Santa de La Cuesta no existiría, o al menos tal y como hoy la conocemos, y que su figura supo inspirar a muchas personas que han sabido continuar su legado.

Jacky representaba como nadie el espíritu de la Semana Santa en este barrio de La Cuesta, hecho de gente llegada de todas partes que han sabido construir aquí su vida y su futuro a base de esfuerzo y tesón. Y que poco a poco, fueron aportando su saber, su arte y su trabajo para ir creando una identidad.

La identidad y la tradición se construyen día a día. No nacen de la nada, surgen de la voluntad y el empeño de personas movidas por la fe. Personas como don Onofre, con su extraordinaria capacidad para mover a los demás, para animarnos y transmitirnos su entusiasmo por todo lo vinculado a la parroquia y a la vida de fe. Gracias a personas como él, La Cuesta ha sabido alimentar año tras año una tradición que constituye por méritos propios uno de los episodios más emblemáticos de la Semana Santa.

Porque el Martes de la Semana Santa lagunera es el Martes Santo en La Cuesta. La Semana Santa de La Laguna merece figurar entre las más brillantes de toda Canarias, y desde el Ayuntamiento, junto a la Junta de Hermandades y Cofradías y el Obispado de La Laguna hemos impulsado el expediente para su declaración como Bien de Interés Cultural.

Quiero en este punto agradecer a su directiva y a todos los cofrades el esfuerzo que están realizando para lograr este objetivo.

Estamos convencidos de que nuestra Semana Santa es merecedora de esa distinción y esto se debe en buena medida a la belleza, elegancia y vistosidad de las imágenes y las procesiones de la Cuesta.

Porque la Semana Santa de La Laguna es mucho más que el Casco Histórico. Cada pueblo, cada barrio, contribuye con su arte, con la entrega de sus vecinos y vecinas, a esta celebración que aúna fe, cultura, arte, patrimonio y devoción.

No solo el Martes Santo, pero sí especialmente en ese Encuentro, que atrae a gentes de toda la isla, es en donde sale a relucir toda la grandeza de la Semana Santa en La Cuesta; en esas jornadas en que el barrio se engalana, los vecinos y vecinas se vuelcan, los cofrades se implican y todos ponen de su parte para que El Cristo de los Cautivos, a hombros de los costaleros, vuelva a hacer el recorrido por estas calles hasta reunirse con la Dolorosa en su camino del Calvario.

Es uno de los momentos más emocionantes y sobrecogedores de toda la Semana Santa, porque el encuentro de Jesús con su Madre es en cierto modo, el encuentro de nosotros con nuestra propia historia y nuestra propia vida.

Por eso esta Semana Santa es tan especial. Nos reencontramos por fin en nuestras calles con estas imágenes por las que sentimos tanto cariño, por fin sin restricciones y sin miedos.

Sé que estos han sido años duros para el barrio, pero recobramos al fin la normalidad de los símbolos que nos identifican también como barrio. Porque la Semana Santa en La Cuesta está tan arraigada que es uno de los factores de unidad de un pueblo diverso y plural.

La devoción, como las tradiciones, se transmite de padre a hijos. Generación tras generación, se van estableciendo unos vínculos entre el pueblo y sus creencias, que perduran a través del tiempo y que refuerzan esa idea de trascendencia, más allá de lo que podemos ver con los sentidos.

El pueblo de La Cuesta ha sabido mantener, como ningún otro, su vínculo con la Semana Santa, y esta ha sido también un factor de unión y de hermandad para todo el barrio. Y ese sentimiento envuelve por igual a creyentes y no creyentes. ¿Cuántas personas afirman ser ateas y sin embargo al mismo tiempo se reconocen devotos del Cristo de La Laguna?

Así, también, en La Cuesta, ¿cuántas personas no conocemos que dicen no tener fe, y en cambio rezan con fervor al Cristo Cautivo y la Virgen Dolorosa, sin que importe esta aparente contradicción? Es la grandeza de estas imágenes, que nos remueven por dentro, que nos interpelan a cada uno de nosotros y nos hablan directamente al corazón.

Yo, como lagunero de La Cuesta, también quiero contribuir a conservar esta devoción. Mientras pueda seguiré viniendo cada Martes Santo al Encuentro, con mi hijo, y, quién sabe, en el futuro, algún día quizá con mis nietos, para transmitirles esa fe que un día heredé de mis mayores. Me conformo con que ellos me recuerden con el mismo cariño con que yo recuerdo esta noche a mi abuela, que me traía cada Martes Santo a presenciar con tanto amor el Encuentro de la Cuesta.

Gracias, y buena Semana Santa.

Quizas tambien le interese...