Ya asoma San Andrés y es por ello que hablamos de los vinos de Tenerife y los viajeros (y IV). Por Julio Torres

Puerto de embarque de los vinos de Tenerife (Antiguo Puerto de la Orotava).

En cuanto a los precios del vino, lógicamente varían según las fechas, por lo que nos limitaremos a mencionar que los foráneos debían abonar un precio considerablemente superior al de los habitantes de la isla.

Por otra parte, los comerciantes debían pagar elevados aranceles para exportar nuestro vino, tal como señala Feuillée (1724): “El Rey de Inglaterra protege mucho el comercio de sus súbditos en las Canarias, mostrando interés, puesto que exige de ellos el pago de derechos considerables por la entrada de vinos en Inglaterra. Cada pipa paga por la entrada doce libras esterlinas. Se calcula que entran cada año más de diez mil pipas, por lo que el Rey gana más que los propietarios del vino (…) Las rentas del Rey de España en las Islas Canarias son muy considerables.

Le corresponde un seis por ciento de todas las mercancías que entran o salen de las Islas”. En este sentido, no olvidemos que el comercio canario vivió uno de sus momentos más álgidos y expansivos en el s. XVII con la exportación de sus vinos a Inglaterra. Pero en la segunda mitad de la centuria, los británicos consideraron lesivo a sus intereses una balanza de pagos cada vez más favorable a las islas. Así, trataron de reestructurarlo y orientarlo hacia su beneficio a través de la monopolización por la Compañía de Canarias.

Para terminar, no podemos olvidar el aspecto más lúdico -y para muchos el más interesante- del vino, ese que produce una extraña y contagiosa alegría imbuída por espiritosos vapores, según algunos, liberados por el dios Baco y que culminan con la “exaltación de la amistad”. Nos lo cuenta Edward Barlow (1668): “Después de haber desembarcado fuimos a una taberna a beber vino (…). Este vino es considerado en toda Europa como el mejor de su clase, siendo llamado Jerez Canario. Lo bebimos con mucho entusiasmo en dos o tres lugares, pues es muy bueno y agradable al paladar; y no estando acostumbrados a tomar una bebida tan buena, se me subió a la cabeza antes de darme cuenta; a pesar de todo, es de tan buen calidad que no pone a nadie enfermo, lo que hace que una pueda beber tanto como su estómago le permita”.

Quizas tambien le interese...