Semana Santa de La Laguna, Patrimonio Histórico en las calles: Pasos e imágenes del Viernes Santo y El Silencio

Pasos e imágenes del  Viernes Santo (Catalogamos a las que solamente procesionan el Viernes Santo y las que participan en la procesión magna han sido ya tratadas en otros artículos de este medio)

En la madrugada del Viernes Santo, partiendo de su Real Santuario, recorre las calles laguneras el Santísimo. Cristo de La Laguna. Se trata de una talla gótica que llegó a La Laguna en torno a 1520, como regalo del duque de Medina Sidonia al Adelantado, don Alonso Fernández de Lugo, de autor y orígenes inciertos. Así, por sus características se la considera de raíz sevillana de finales del siglo XV, aunque no todos los autores coinciden. El marqués de Lozoya (en Bonnet y Reverón, 1952) considera que su procedencia es castellana de fines del siglo XV; el profesor Martín González señala que su procedencia revela influjos de las tallas de marfil – probablemente se refiere a las de Giovanni Pisano, el escultor gótico más destacado a fines del siglo XIV-; últimamente se asevera que es de origen flamenco, de algún taller de Amberes, … De lo que no cabe duda es de que se tata de una talla gótica. Se encuentra sobre cruz cubierta de placas de plata, regalo del año 1630, si bien en Semana Santa procesiona en cruz de madera. No existe en todo el Archipiélago Canario una imagen del Crucificado tan venerada como ésta, hablándose largamente de sus numerosos milagros, recogidos por el P. Fray Luis de Quirós (1988, 1ª Ed., 1612).

(Rodríguez Morales 2019) Aunque se ignoran aún las circunstancias de su llegada a la isla (cuándo,desde dónde, cómo, por iniciativa de quién), desde hace algún tiempo se acepta su catalogación como obra procedente de los antiguos Países Bajos meridionales en las primeras décadas del siglo XVI. Titular de una cofradía fundada a finales del Quinientos, en 1659 se estableció la Esclavitud que todavía mantiene su culto.

Iglesia del convento de las Monjas Claras

La Dolorosa, San Juan y la Magdalena, imágenes de probable origen americano de mediados del s. XVIII, procesiona el Viernes Santo, en la Procesión de Madrugada, acompañando al Stmo. Cristo de La Laguna. Estas imágenes fueron traídas al monasterio de Santa Clara desde el convento de San Miguel de las Victorias con motivo del incendio de este último en 1810. Acompaña a este trono la Pontificia, Real y Venerable Esclavitud del Stmo. Cristo de La Laguna.

(Rodríguez Morales 2019) Santa María Magdalena – Monasterio de Santa Clara de Asís La cabeza y las manos de esta escultura, «hechas en Génova», fueron adquiridas por la Esclavitud del Cristo de La Laguna sobre 1735-1736, mientras que el candelero «se le puso aquí en la tierra». Sustituyó a otra efigie que ya tomaba parte en la procesión de Madrugada. Se ha atribuido a Giovanni Maragliano, sobrino y discípulo del célebre Anton Maria Maragliano.

(Rodríguez Morales 2019) San Juan Evangelista – Monasterio de Santa Clara de Asís. Desde el siglo XVII, una imagen del discípulo amado participaba en la procesión de Madrugada junto al Cristo de La Laguna. A mediados del siglo XIX la que existía se consideraba «incapaz» y por eso se decidió sustituirla por otra «venida de La Habana», que debe ser la que todavía se conserva.

Iglesia de Nuestra Señora de la Concepción de La Laguna

La Piedad. En la mañana del Viernes Santo procesiona este paso, también compuesto por dos imágenes: la de la Virgen, de autor desconocido y probablemente de principios del siglo XX, y la del Señor Difunto, una de las mejores obras del güimarero Lázaro González de Ocampo (1651 – 1714), datada en 1681 y que probablemente fuera empleada como Cristo difunto, ya que presenta los brazos articulados a base de tela encolada. Originariamente integraba este paso una Virgen también tallada por Lázaro González de Ocampo (el grupo escultórico fue encargado por don Bernardo Martín de Fleitas), tristemente desaparecida y que se conoce sólo por referencias. La imagen actual rompe el equilibrio del grupo escultórico debido a su hieratismo y a la policromía totalmente distinta.

Acompaña a este paso la Cofradía del Lignum Crucis, fundada el 11 de febrero de 1955. Viste túnica negra, capucha franciscana y cíngulo de esparto; del cuello pende una cruz de madera. Los cofrades van descalzos, con grilletes en los tobillos, arrastrando una pesada cadena y portando un farol en la mano. La penitencia a que se someten estos cofrades hace que sea una de las procesiones que más impresiona.

Iglesia Santo Domingo de Guzmán

Los Santos Varones, San Juan y la Magdalena  procesiona el Viernes Santo al mediodía, por la tarde también lo hace en la Procesión Magna. En este caso sólo hay certeza de que la Magdalena es obra de Fernando Estévez (1780-1854) y, por consiguiente, data del siglo XIX. Sobresale en esta imagen su actitud patética. Desde el pasado año se incorporó al paso El Cristo de la Unción y Mortaja. Obra del imaginero lagunero de Punta del Hidalgo Ibrahím Hernández, este se ha incorporado la Virgen de… también obra del imaginero lagunero

El Señor Difunto o Santo Entierro. Imagen de autor desconocido que data del siglo XVI. Primitivamente perteneció a la cofradía de Nuestra Señora de la Soledad y Santo Entierro de Cristo, fundada hacia 1530. En el siglo XVII pasó a ser propiedad de la cofradía de la Humildad y Paciencia, que se extinguió después y se refundió en la cofradía del Rosario, siendo custodiada  por la Cofradía de la Misericordia desde 1952.  La procesión, costeada un tiempo por doña Magdalena de Ponte, viuda de Esteban de Llerena Calderón, fue cedida por esta señora a la mencionada cofradía de la Humildad, en 1682.

El Señor Difunto yace en el interior de una urna de plata repujada confeccionada en 1732, regalo del capitán don Amaro Rodríguez Felipe, conocido como “Amaro Pargo”. Según García Maury – Verdugo (1997), en 1956, siendo cofrade mayor Juan Ruíz Benítez de Lugo y Zárate, la junta de Gobierno encargó unas parihuelas al maestro Manuel Hernández Martín para portar esta urna a hombros.

Es muy popular la denominada Procesión del Silencio, cuando esta imagen sale, en la noche del Viernes Santo, desde la Santa Iglesia Catedral a la Iglesia de Santo Domingo, acompañada por todas las cofradías, en riguroso orden de antigüedad. Se apaga el alumbrado público del recorrido procesional y los fieles, en extremado silencio, pueden escuchar el tintinear de las campanillas que penden de la urna, que es portada a hombros por cofrades de la Misericordia.

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