La creación de la Universidad y el Obispado de San Cristóbal de La Laguna

El Rey Fernando VII le entrega a Cristóbal Bencomo la bula papal de la creación de la Diócesis. Grabado de Juan Abreu, ca. 1830

Cristóbal Bencomo y Rodríguez tuvo un decisivo papel en la creación de la primera universidad canaria, la Universidad Literaria de San Fernando de San Cristóbal de La Laguna (Universidad de La Laguna). Dicha institución sería creada por Real cédula en 1816. En dicho real decreto se resolvió «establecer en la Ciudad de San Cristóbal de La Laguna una Universidad con los mismos privilegios, exenciones y prerrogativas que gozan las demás de estos Reinos, y que dicha Universidad se denomine y llame Universidad de San Fernando».

Además, fue directamente el impulsor y benefactor de la creación de la Diócesis de San Cristóbal de La Laguna. En 1818, en colaboración con el clero y las autoridades de Tenerife solicita la creación de un nuevo obispado canario a la Santa Sede. El documento solicitatorio contaba con el apoyo pleno del Rey Fernando VII. Era un documento llamado Instrucción de la Cámara de Castilla. El 1 de febrero de 1819 una bula papal aprobaba la división del obispado de Canarias en dos diócesis. Finalmente, entre febrero y diciembre de 1819 se crea esta diócesis, ya que anteriormente la Diócesis de Canarias era la que administraba todo el Archipiélago. La Diócesis de San Cristóbal de La Laguna engloba las islas de Tenerife, La Palma, La Gomera y El Hierro.

La importancia histórica que tuvo la creación de la Diócesis de San Cristóbal de La Laguna y el papel fundamental que tuvo en el mismo Cristóbal Bencomo, se justifica en el hecho de que los intentos de erigir una diócesis con sede en la isla de Tenerife se remontaban a principios del siglo XVI, inmediatamente después de la terminación de la Conquista de Canarias por parte de la Corona de Castilla. De hecho, su primer impulsor fue Alonso Fernández de Lugo (conquistador de las islas de La Palma y Tenerife y «Primer Adelantado de las Islas Canarias»). Si bien la creación de la diócesis siempre sería denegada principalmente por la férrea oposición del entonces único obispo de Canarias y los miembros del Cabildo Catedral de Canarias que tenían su sede en la isla de Gran Canaria.Así, desde entonces y durante tres siglos se sucederían las peticiones del clero y la sociedad tinerfeña de erigir el ansiado obispado. Con la astucia de Cristóbal Bencomo y el apoyo de su inestimable benefactor, el Rey Fernando VII, se conseguiría de manera relativamente rápida y sencilla la erección de la diócesis y la consecuente relación histórica de Bencomo con dicho proyecto eclesiástico.

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