Fuerte adherencia de los laguneros a sus tradiciones y a su cultura en las fiestas del Cristo

Fuerte adherencia de los laguneros a sus tradiciones y a su cultura en las fiestas del Cristo, una fiestas que son de todos y todas y que van más allá de sus creencias o credos

Las celebraciones en honor de nuestro Santísimo Cristo son las fiestas por excelencia de La Laguna. Y, dentro de ellas, el “Día del Cristo” tiene para la ciudad máxima importancia. Es no solamente una fiesta – es decir, una fiesta como otra fiesta cualquiera –, sino un exponente anual de esa unidad que ha permitido a La Laguna desafiar impunemente a los siglos dentro de una concepción peculiarísma de ritmo lento y fuerte adherencia a sus tradiciones y a su cultura, por un lado, y de ansias de modernidad e innovación, por otro.

Pero la verdadera fiesta, dentro del programa general de actos, es el día catorce de septiembre y, dentro de éste, el momento de la monumental quema de fuegos de la “Entrada”. No en vano, a este día también se le conoce popularmente como “día de los fuegos”, la Entrada por antonomasia, recogida en coplas populares como ésta:

Dos cosas hay en Canarias
que causan admiración:
las alfombras de la Villa
y la Entrada del Señor.

Los fuegos del día catorce han permanecido siempre ligados en el tiempo a los diversos templetes que se han construido para el Cristo de La Laguna. Templetes que muchos cronistas han casi olvidado en sus narraciones.

Estos diversos templetes fueron concebidos siempre como monumentos erigidos en homenaje al Stmo. Cristo de La Laguna; ésta es sin duda su principal finalidad y el motivo primordial de su construcción. Sin embargo, han tenido también una utilidad que podríamos decir secundaria: proteger a la efigie en la exhibición pirotécnica de la apoteósica “Entrada”. No hay que ver en este acto paganía, pues en esta ofrenda de la ciudad hay un sentido hondamente místico. Es una manera expresiva del pueblo de La Laguna de dar salida a su fe religiosa, a su amor por el Cristo. Y así los cohetes estallan en la altura como estalla en el alma una encendida plegaria, que lo mismo puede ser petitoria de mercedes que de gratitud por favores recibidos.

Los laguneros y laguneras tendremos que poner al usurpador del programa de actos de «patitas», y a La Laguna a ocupar justamente un importante lugar en la historia, la cultura y en las tradiciones de las Fiestas del Stmo. Cristo, lugar que siempre les ha correspondido. Los programas de actos religiosos siempre han sido organizados y costeados por la Esclavitud. Que sea éste el primer y último año en el que los esclavos y familiares reciben por correo en su casa un libro con la programación pagado por todos.

El que quiera «fardar» que se rasque el bolsillo. El que quiera ir a Roma a dar limosna, que lo haga, en todo caso, con el dinero que depositan los fieles en la alcancia petitoria del Santuario -que en realidad, debería servir para cubrir las necesidades de los pobres de Tenerife o de Canarias-, y no con el dinero ahorrado de un programa que hemos pagado los contribuyentes.

Quizas tambien le interese...