Fotos, coplas y poemas en otoño: Homenaje a la muy noble y leal ciudad de San Cristóbal de La Laguna. 1891 (IV).Patricio Perera Álvarez

Cual ancho cinturón verdes montañas
a tu campiña sin rival guarnecen,
y del monte las rústicas cabañas
del sol al tibio rayo resplandecen
entre brezos, laureles y espadañas.

Forma en conjunto armónico y salvaje
el poético esbozo de tu suelo
del perdido Jardín rico paisaje;
y en el orbe no hay otro que aventaje
en cambiantes y en luces a tu cielo.

Donde quiera que el alma deposita
su atención penetrante, de Natura
la exuberancia admirará infinita:
corona el alto cerro blanca ermita
y bañan cien arroyos la llanura.

A impulsos de la brisa en el verano
las mieses salpicadas de amapolas,
y escondiendo en la espiga el rubio grano,
mécense en ondas en el fértil llano
como del mar las mugidoras olas.

Fragantes y fecundas arboledas,
donde anidan alados ruiseñores,
y cuyas ramas en las noches quedas
vibrando forman sinfonías ledas,
tus campiñas perfuman con sus flores.

Todo es calma y sosiego entre semana
de la montaña en la elevada sierra,
que en ella el labrador sólo se afana,
desde el dorado albor de la mañana,
en fecundar con su sudor la tierra.

Al agrio son de la piqueta ruda
entona sus canciones pastoriles,
que son sus cantos del trabajo ayuda
y lenitivo en sus quebrantos miles.

Pero el domingo con sus galas llega
y con él se dilata la alegría
por la estrada florida de la vega,
donde el rústico pecho se extasía
y al descanso el zagal feliz se entrega

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