San Cristóbal de La Laguna Patrimonio Mundial. Bienes de Interés Cultural XXVI

De la exposición La Casa Indiana: Platería doméstica y artes decorativas en La Laguna celebrada en La Laguna en octubre de 2017.

Platería doméstica y artes decorativas en La Laguna (XXVI). Por Jesús Pérez Morera

Las mercancías del galeón: las artes orientales (II)

(…) La filigrana china fue particularmente apreciada en España y sus colonias. Muy estimadas por su volumen y poco peso, las gruesas cadenas de filigrana de oro manufacturadas para el mercado español se pusieron de moda a partir de 1624, año en el que se registra su arribada al puerto de Sevilla en las flotas y galeones de Indias. Usadas por ambos sexos, se llevaban, al modo que reflejan los retratos de corte, sobre el pecho como bandas cruzadas del hombro a la cadera. Su variedad es extremadamente rica, como demuestran las halladas en el galeón «Nuestra Señora de Atocha» (1638)174. En oro martelé, la de la Inmaculada de la villa de San Andrés (La Palma) debió ser una guarda o cadena de hombros similares a las que se representan en los retratos de la época de Felipe IV. Restan muy pocos ejemplares y, a juzgar de su ligereza, fue concebida como pieza de lucimiento en sí y no con función portante. Se añade al inventario después de 1602, en fecha imprecisa, como una cadena de oro con 198 eslabones, número que se ha ido reduciendo con el paso del tiempo hasta los 166 de la actualidad. En algunos casos, consta expresamente su fabricación asiática. Una cadena de filigrana obra de China menciona en su testamento el primer marqués de Villanueva del Prado en 1667, al igual que el junquillo de oro de China que, según memoria, adquirió el capitán Simón Pinelo de Armas († 1736), navegante de la carrera de Indias, en el puerto de La Habana en 525 reales; o las dos cadenas antiguas de Manila de extraordinario valor que, con una madeja de 3380 perlas, ofreció en 1774 al rey Carlos III el coronel don Juan Domingo de Franchi, en sus últimas voluntades, en prueba de su amor y fidelidad a la monarquía hispana. Semejante a otra pareja de cajitas perteneciente al tocador de Catalina II la Grande (1729-1796), realizadas en China hacia 1740-1760, las dos originales cajitas con su bandeja, en forma de cangrejos y hoja de coral, de la Iglesia de la Concepción de Santa Cruz de Tenerife fungieron probablemente para guardar polvos, pomada o carmín. La tapa de las cajitas es abatible y los ojos de los cangrejos sirven de cierre, con caparazones, pinzas y patas revestidas de una fina red de filigrana de plata en su color. El Museo de Artes Decorativas de Madrid posee otra cajita de filigrana con figura de granada, también colocada sobre una bandeja en forma de hoja, que procede de la colección real española.

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