Reflexiones sobre el Caso «Rubiales» desde la perspectiva de la Neurociencia

«Emociones en Juego: La Neurociencia detrás de la polémica»

Cristina Jiménez García (*). ASSOPRESS.- En estos días se ha hecho público un vídeo de la celebración de las jugadoras de la selección española de fútbol que pretende desmontar la versión de Jennifer Hermoso y cuestionar al resto de compañeras con lo que se vuelve al intento de culpabilizar a la víctima y victimizar al culpable.

El pasado 27 de agosto pude leer un gran artículo escrito por la periodista Gemma Herrero en Jot Down Sport  en el que habla de los «Rubiales» de los que están rodeadas las periodistas deportivas y, en general, las mujeres trabajadoras de este país.

Yo, sin embargo, quisiera tratar en este artículo lo que pudo haberle pasado, y estarle pasando, al cerebro de Jennifer Hermoso y, con esto, dejar ya sin cabida otros posibles argumentos machistas que intentan desacreditar a la jugadora y, con ello, a otras víctimas de situaciones similares.

«El Cerebro Tras el Triunfo y el Conflicto»:

La Selección Española hizo historia al convertirse en Campeona del Mundo por primera vez, algo que, sin duda, desencadenó euforia entre las jugadoras. Sin embargo, el momento culminante de celebración se vio ensombrecido por un beso no consentido e inesperado a una de las campeonas, por parte del Sr. Rubiales, durante la entrega de medallas.

Entender cómo el cerebro procesa estos eventos, desde el apogeo de la victoria hasta la sorpresa y el conflicto de un acto no deseado, resulta muy interesante.

«La cima del éxito: ganar el campeonato»

Cuando experimentamos un éxito monumental, nuestro cerebro se inunda de neurotransmisores asociados con el placer y la recompensa, como la dopamina y las endorfinas. Esto genera sensaciones de alegría, satisfacción y euforia. Cuando en el transcurso de esta situación sucede un evento no consentido ni deseado, que pudiera ser aceptado socialmente pero no representa una amenaza directa para el individuo, la reacción puede ser atenuada en comparación con una amenaza real:

Validación social: Si la sociedad acepta o minimiza el evento negativo, es probable que nuestra reacción inicial se atenúe.
Conflicto interno: Incluso si el evento es aceptado socialmente, puede llegar a generar emociones negativas como la culpa, la vergüenza o la confusión.
Desensibilización: Si un individuo está acostumbrado a un tipo particular de evento negativo porque es común y aceptado, es menos probable que tenga una fuerte reacción emocional hacia él.
Disonancia cognitiva: Esta es una sensación de incomodidad que surge cuando hay una inconsistencia entre nuestras creencias y nuestras experiencias. Para resolverla, el individuo puede minimizar el evento negativo.

En resumen, si un evento negativo es aceptado socialmente, puede reducir la intensidad de la reacción emocional del individuo, sobre todo la que deriva de la inmediatez de los hechos.

La disonancia cognitiva puede surgir cuando la persona reflexiona sobre lo ocurrido. Esto la llevará a cuestionamientos internos y desear resolverla. Podría intentar justificar su comportamiento inicial, cambiar su actitud o buscar más información que respalde su acción, todo, al objeto de resolver la disonancia.

A nivel neurobiológico, aún no se comprende completamente. Sin embargo, hay algunas ideas generales basadas en investigaciones:

Activación del Córtex Cingulado Anterior (CCA): Esta región del cerebro está asociada con la detección de conflictos y la regulación emocional y se activa durante estados de disonancia.
Dopamina: Aunque es más conocida por su papel en el placer y la recompensa, la dopamina también está involucrada en la regulación de la aversión y la toma de decisiones.
Cortisol: El estrés y la disonancia cognitiva pueden estar relacionados. Cuando experimentamos disonancia, es posible que haya un aumento en los niveles de cortisol, la «hormona del estrés», que refleja el malestar psicológico.
Sistemas de recompensa: Resolver la disonancia cognitiva puede implicar el sistema de recompensa del cerebro. Al reducir la disonancia (por ejemplo, cambiando una creencia o justificando una acción), es probable que se experimente una sensación de alivio.

Conclusión

Las experiencias de la vida, ya sean triunfos monumentales o conflictos inesperados, moldean nuestro paisaje emocional y cognitivo. Mientras que la victoria de la Selección Española es un símbolo potente de igualdad y progreso, el incidente posterior nos recuerda que aún queda trabajo por hacer. La reacción de la sociedad y la reflexión de la jugadora evidencian que los actos inapropiados, especialmente en situaciones de desequilibrio de poder, no pueden ser minimizados.

El cerebro es una entidad compleja que no solo procesa eventos a nivel neuronal, sino que también integra contextos sociales y culturales. Lo que estamos viviendo nos recuerda que nuestros cerebros están intrínsecamente conectados con el mundo que nos rodea.

La Selección Española femenina de Fútbol, abanderada en este caso por Jennifer Hermoso, no solo es ahora un referente de igualdad para las futuras generaciones sino, además, el símbolo de un #SeAcabó del abuso de poder, en todas sus vertientes.


(*) Licenciada en Medicina y cirugía.
Profesora de la Escuelas de Neurociencia Aplicada al Logro Profesional y Empresarial

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