«Patrimonio rupestre en la isla de Tenerife», por Laura García Martín

El Museo de Historia y Antropología de Tenerife (MHA) busca compartir contigo ejemplos del patrimonio de nuestra isla. En esta ocasión, quiero hablarte de un patrimonio con el que me siento especialmente identificada, una de las formas de expresión que tuvieron los aborígenes de la isla de Tenerife, los guanches. Como estudiante del master de Uso y Gestión del Patrimonio de la ULL y alumna en prácticas en el área de Patrimonio del Museo de Historia y Antropología, te invito a que leas este texto y te adentres en la forma en la que los guanches manifestaron su forma de ver y entender el mundo, acercándonos al patrimonio rupestre de esta comunidad tan importante en la historia de nuestra isla, para protegerlo y del que tantas muestras existen, tanto en mi localidad de Granadilla de Abona, como en otros muchos municipios.

Tenerife, tierra de guanches, fue una de las islas con mayor protagonismo en la historia de nuestras islas. Su población se distribuyó a modo de menceyatos, demarcaciones territoriales políticamente independientes en los que se dividía la isla (González y Tejera, 1981), constituyendo en total nueve: Anaga, Tegueste, Tacoronte, Taoro, Icod, Daute, Adeje, Abona y Güímar. Dejando la zona de las cañadas como territorio de pastoreo. Cada menceyato estaba dirigido por el Mencey, jefe supremo del territorio (Delgado Gómez, 1995). Estas comunidades encontraron en los grabados su principal forma de expresión, junto a la cerámica, a través de ellos manifestaban su forma de ver y entender el mundo. Estas manifestaciones se reparten por toda la isla, siendo el Menceyato de Abona el que cuenta con un mayor número.

Los grabados son representaciones realizadas directamente sobre paredes o suelos de roca. La mayoría de los lugares elegidos para ello se encuentran al aire libre. En ocasiones se encuentran agrupados formando grandes conjuntos y otras, de manera aislada. Las técnicas utilizadas para su creación son variadas: incisión, piqueteado, abrasión y rayado y presentan diferentes formas y motivos, por ello los arqueólogos y arqueólogas que los estudian, los han dividido en tres grupos: geométricos, figurativos y alfabéticos.

La técnica de incisión es la más usada ya por su fácil ejecución. Esta consiste en el raspado o corte de la superficie de la piedra o colada, los arqueólogos lo llaman “soporte”, con otra piedra más afilada. Se trata de una técnica rápida y poco aparatosa.

A diferencia de ella, encontramos el piqueteado, consistente en la ejecución de pequeños golpes al “soporte” con otras piedras más resistentes, generando así pequeños huecos en la superficie de la roca. Esto es claramente visible en un famoso grabado de la estación de Aripe en Guía de Isora, denominado “el guerrero”, en el que se representa la figura antropomorfa, de apariencia humana. Hoy día muchos de los grabados de esta estación han desaparecido, lo que nos lleva a reflexionar sobre la fragilidad de este patrimonio y la poca conciencia que hay respecto a ello.

La abrasión es otra de las técnicas que predominan en las estaciones de Tenerife. Esta consiste en pulir y frotar la roca para mejorar el acabado o para la preparación de la superficie. Ejemplos de esta técnica los encontramos en el yacimiento de Achbinico, en el municipio de Candelaria, donde los grabados encontrados fueron ejecutados bajo la técnica de incisión, pero posteriormente acabados con la técnica de abrasión. Este patrón se repite en la mayoría de los grabados pertenecientes a este yacimiento, lo que me hace pensar que pudiera ser una práctica común en los aborígenes de esta comunidad.

El rayado, junto a la incisión, es de las técnicas más usadas ya que no requiere una ejecución complicada. Consiste en el rayado con líneas finas y poco profundas sobre la superficie. Su simplicidad juega en su contra ya que estos grabados están expuestos a ser destruidos, por factores humanos y ambientales o por quedar superpuestos por otros.

Cuando hablamos de las formas y motivos estamos ante un tipo de manifestación única, que destaca por sus formas simples, de gran arcaísmo, pero con una gran carga simbólica. Estas manifestaciones son la expresión gráfica de cómo una determinada sociedad veía y entendía su mundo. Estos escasos testimonios presentan un carácter no figurativo, es decir, ausencia de figuras, en su amplia mayoría y, con ello, la dificultad de poder descifrarlos, ya que solo los miembros de cada comunidad entendían lo que aquellos símbolos representaban; problemática que ha causado debate entre los arqueólogos y arqueólogas que estudian estas manifestaciones.

Por sus formas y motivos, los grabados rupestres canarios se dividen en tres grupos.

Los geométricos son los más abundantes en el territorio guanche. Su temática recoge líneas, laberintos, círculos, formas ajedrezadas y reticulares, entre otros. Estos motivos se encuentran en la gran mayoría de las estaciones de la isla, como la de Ifara en Granadilla de Abona. En ocasiones son confundidos con grabados más contemporáneos, e incluso se les llega a desprestigiar al pensar que son fruto del vandalismo.

Los motivos figurativos son aquellos que permiten identificar lo que se representa, normalmente expuesto de forma esquemática, siendo los principales motivos las figuras humanas, las cruces y los barcos. Ejemplo de estos, el antes mencionado, “el guerrero” de Aripe. En esta estación se han encontrado representaciones antropomorfas relacionadas con la imagen de guerreros, que portan lanzas y su vestimenta es claramente distinguible. Por sus características se las ha llegado a vincular con manifestaciones rupestres desarrolladas en la zona del Sahara Occidental, conocidas con el ciclo de los jinetes (Balbín y Tejera, 1983).

Sobre los motivos que representan letras o palabras, conocidos como alfabéticos, contamos con pocos ejemplos en la isla, ya que el mayor número se encuentra en las islas orientales, a excepción de La Gomera donde, en la Cueva de Las Toscas del Guirre, se encuentra el mayor panel de escritura líbico-bereber encontrado hasta el momento en Canarias (Barrios, Hernández y Trujillo, 2012). La mayoría se relacionan con el lenguaje líbico del norte de África, conocido como el líbico-bereber, el cual tiene sus características propias dependiendo de la isla en la que nos encontremos.

Como hemos podido ver, Tenerife cuenta con una gran variedad de grabados, desde temas geométricos a representaciones antropomorfas vinculadas al continente vecino, así como de importantes trabajos de investigación y de divulgación sobre estos temas, por parte de nuestros arqueólogos y arqueólogas, en alguno de los cuales nos hemos apoyado hoy.

El desconocimiento por gran parte de la población ocasiona, frecuentemente, un desprestigio al patrimonio arqueológico de la isla y genera gran dificultad a la hora de enseñar, valorar y proteger dicho patrimonio. Desde pequeños nos han inculcado, quizás, que lo foráneo es mejor que lo que tenemos en “casa”, nos enseñan a admirar grandes obras de la historia, como los bisontes de Altamira, la Capilla Sixtina o las pirámides de Guiza, obviando, una vez más, la importancia de las manifestaciones rupestres canarias.

Te animamos a que descubras este fascinante mundo a través de la mirada guanche, una experiencia única para reflexionar y aprender sobre nuestro rico patrimonio.

Laura García Martín

Estudiante de prácticas del Museo de Historia y Antropología de Tenerife

Alumna del master de Uso y Gestión del Patrimonio de la ULL

Imagen de portada: Guerrero de Aripe (Guía de Isora) tomada de “Escrito en piedra” Fundación Cajacanarias.

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