España en agosto va de fiesta en fiesta: La Semana Grande de Bilbao

Durante la última década del siglo XX, Bilbao supo adaptarse a difíciles tiempos y transformarse de urbe industriosa a ciudad de servicios, cultural y turística, unos años antes tuvo el acierto de hacer lo mismo con sus fiestas de agosto.

Todo sobre la Semana Grande de Bilbao aquí: astenagusia2017

A partir de la transición democrática en España la anquilosada y cuasi desapercibida Semana Grande de Bilbao, concentrada hasta entonces en recintos cerrados donde presenciar corridas de toros, teatro, boxeo o circo -con excepción de las atracciones y algunos espectáculos de danza tradicional-, tomó la calle sin reservas de la mano de la participación popular.

Porque desde 1978 la Aste Nagusia bilbaína se conforma y desarrolla mediante un sistema organizativo de colaboración entre las comparsas, formadas por asociaciones de todo tipo (también políticas), de distintos barrios y el Ayuntamiento. Un modelo que garantiza multitud de eventos plurales, para todos los gustos y edades, y una presencia constante de espectáculos y ambiente de fiesta en escenarios como la plaza Nueva, la de Bizkaia, la de Unamuno o la de la Encarnación, el Muelle de Uribitarte, El Arenal, las inmediaciones del Teatro Arriaga o el parque Etxebarria.

Y tanto aprecio ha ido ganando desde entonces, que en 2009 se eligió a la Semana Grande de Bilbao como uno de los diez Tesoros del Patrimonio Cultural Inmaterial de España, consiguiendo el primer puesto en la clasificación. El origen de este modelo fue el concurso de ideas lanzado en 1978 por el ayuntamiento de la Transición para organizar un ciclo festivo participativo que revitalizara la caduca y pobre Semana Grande de Bilbao de la etapa anterior. Lo ganó el proyecto presentado por Txomin Barullo, una de las comparsas pioneras de Bilbao, que confería el protagonismo a los grupos ciudadanos de carácter festivo, surgidos muchos de las diversas sensibilidades socio-políticas del momento. Desde entonces, la treintena de comparsas (konpartsak) son el corazón de unas fiestas que se encargan de dinamizar desde sus casetas (txoznas) dispuestas en El Arenal y de expandir con música y otras muchas actividades al resto de la ciudad durante sus nueve días de duración, a partir del sábado siguiente al 15 de agosto, festividad de la Asunción de Nuestra Señora. Sólo hubo un paréntesis en este modelo en 1980, cuando el Ayuntamiento decidió organizar las fiestas en solitario; pero el boicot de las comparsas —que no instalaron sus casetas ni participaron en acto alguno— las condenaron a su fracaso.

Desde 1978 se han ido incorporando actos y protocolos, algunos tomados de otras fiestas, como es el caso de txupin (cohete) que marca su inicio ­–como el chupinazo de Pamplona– y que siempre lanza una mujer, la txupinera; o la creación de un personaje de ficción, la Marijaia, que -como el Celedón de Vitoria– ejerce de figura emblemática del ciclo festivo.

La txupinera es elegida entre los miembros femeninos de la comparsa designada por sorteo y además del txupín inicial tiene el cometido de lanzar todos los días un cohete que señala el inicio de una nueva jornada de fiestas. Para dar mayor relevancia a su figura y misión tiene su propio uniforme; éste consiste en casaca roja con grandes hombreras, cuellos en negro, charreteras y doble fila de botonadura dorada; falda negra de estambre y forma de tubo, zapatos de charol negro con medias blancas y boina roja con el escudo de la Villa de Bilbao. Sorprendentemente, es del estilo de las tropas carlistas que asediaron sin éxito a la villa a comienzos del siglo XIX.

Comparte protagonismo, en especial el día del arranque de las fiestas, con el pregonero o pregonera de la Semana Grande. Desde mediados de los 80 esta figura extiende su presencia a otros muchos actos, dándole una mayor dimensión a un cargo que desde 1988 goza también de su propio uniforme; dicho atuendo se alega faslsamente que pudiera tener vagas similitudes al de las milicias liberales que defendieron la villa frente a los carlistas durante los Sitios de Bilbao: chaquetilla en frac amarilla, bicornio negro empenachado, faja (gerriko) blanca, y pantalón o falda blanco para diario y negro para ceremonia. Esa pretensión es una bobada, pero el uniforme es muy vistoso.

Ya desde la primera edición de la renovada Semana Grande de Bilbao, en 1978, la Marijaia es el símbolo oficial de las fiestas. Se trata de la figura de una señora regordeta con los brazos en alto como si estuviese bailando, que fue diseñada y creada por Mari Puri Herrero por encargo de la primera Comisión de Fiestas. La Marijaia tiene desde 1997 una canción propia, ‘Badator Marijaia’, compuesta por Kepa Junkera con letra de Edorta Jiménez.

 

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