El Mercado de La Laguna con la cocina de otoño: Potaje de espinacas y garbanzos

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Hoy les presentamos un potaje casero tradicional, una receta con garbanzos que se preparaba muchas veces en las cocinas laguneras, un plato ideal como plato de cuchara en cuanto aparece ese tiempo revuelto lleno de niebla, lluvia y frío. Tras probar la primera cucharada va una detrás de otra y les aseguro que repetiran algún plato con gofio. Este potaje es habitual en Semana Santa y se suele sustituir los sacramentos (la carne) por bacalao, pero les aseguro que es un potaje atemporal que entra bien durante todo el año. Para ser sincero a mí me gusta mucho más con chorizo y morcilla, pero está increíble de las dos maneras de forma que les dejamos elegir.

Los potajes son un plato estrella en Otoño, muy reñido con unas buenas lentejas con chorizo o una cazuela de garbanzos con chorizo. Esta receta es muy versátil para el día a día porque se puede tomar como plato único, sienta genial en tiempos de frío y además aguanta muy bien en la nevera.

Antes de cocinar. Preparación de los garbanzos

El día anterior ponemos los garbanzos en agua templada con una cucharadita de bicarbonato o un puñado de sal y los dejamos en remojo durante la noche, normalmente 12 horas. Es importante lavarlos después para quitar posibles impurezas y que no se te cuele ningún garbanzo estropeado que te puede fastidiar un diente, lo digo por experiencia.

Sólo nos quedará escurrir y apartar hasta el momento de preparar el potaje.

Ingredientes:

500 gr de garbanzos castellanos

2 dientes de ajo

2 cebollas grandes

1 hoja de laurel

1 cucharada de pimentón de la Vera

Sal y pimienta (al gusto)

4 cucharadas de aceite de Oliva extra virgen

2 tomates grandes

2 chorizos

1 morcilla

100 g de panceta curada

Agua

350 g espinacas limpias

Manos a la obra

Picamos la cebolla y el ajo en trozos muy pequeños para que se vayan deshaciendo en la cocción. Al final casi no notaremos textura de ninguno de los ingredientes pero sí su sabor.

Pelamos y troceamos los tomates en dos partes.

En una cazuela echamos un buen chorro de aceite, las cebollas y los dientes de ajo. Sofreímos todo durante 10 minutos para que se mezclen bien los sabores. Añadimos el tomate y la hoja de laurel. Sofreímos también durante 2-3 minutos.

Añadimos una cucharada generosa de pimentón de la Vera. Removemos con una cuchara de madera rápidamente y echamos los garbanzos ya escurridos. Removemos otra vez para que se junte todo bien (3 minutos)

Cubrimos con agua fría (importante para que comience a hervir lentamente) hasta que quede la cazuela casi llena, recordar que tenemos que añadir más ingredientes. Cuando empiece a hervir bajamos el fuego para que vaya más lento y no rompa las legumbres.

Cuando lleve 1/2 hora cocinandose le añadimos sal y pimienta al gusto.

Añadimos 2 chorizos, una morcilla y trocito de panceta. Dejamos que se cocinen lentamente a temperatura media durante los siguientes 20 minutos removiendo de vez en cuando con una cuchara de madera. A continuación retiramos los chorizos, la morcilla y panceta para que el potaje no tenga tanta grasa.

En otro caldero blanqueamos las espinacas para quitarles un poco el amargor (a mí me encanta ese puntito de picante, pero reconozco que es fuerte). Para blanquear ponemos agua hirviendo con sal y metemos y sacamos la verdura. En una tabla troceamos con un cuchillo grande las espinacas blanqueadas y las añadimos en los últimos 10-15 minutos de cocción del potaje. Debe ser a fuego lento probando de vez en cuando por si no necesitasen más cocción.

Para emplatar lo mejor es un plato hondo con el potaje y el chorizo, morcilla y panceta encima en rodajas y trocitos, así de fácil.

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