Amaro Pargo y Sor María de Jesús La Sierva de Dios, por Carlos García

Del libro “La Ciudad: Relatos Históricos” 1996

Fue Amaro Pargo un gran devoto y posterior benefactor de Sor María de Jesus, la Sierva de Dios del Convento de las Catalinas de La Laguna.

Para conocer mejor estos datos en cuanto a la referencia con la religiosa lagunera seguiremos lo que nos cuenta Rodríguez Moure.

Este don Amaro, célebre personaje de La Laguna, por sus travesuras de muchacho, sus proezas marítimas a la edad viril, grandes riquezas y garbosas penosidades, fue uno de los mayores admiradores de las singulares virtudes de la Sierva. Esta veneración por la religiosa la heredó de una hermana que profesó también clausura en el mismo convento siendo quien le inspiró esos sentimientos. Recordemos aquí el posible error de Moure ya que parece se trató de una sobrina como antes referí.

Nunca emprendió negocio, expedición de barco ni celebró contrato sin antes consultarlo con esta Sierva de Dios y obtuviera su aprobación.

Los anuncios proféticos que acostumbraba ofrecer la monja le sirvieron mucho al corsario, al igual que al resto de su familia, como en el caso del hermano de Amaro al que profetizó que no retornaría de un viaje.

Cuentan que estando en una de sus correrías piráticas navegando por los mares y de regreso a las islas, una borrasca horrible puso a la embarcación que mandaba en trance de naufragar, y acordándose Amaro Pargo, que traía unos objetos de Sor María de Jesús que él consideraba como reliquias, los arrojó al mar implorando el remedio que no se hizo esperar y que amainó la tormenta. Se trata sin duda del talismán al que ya hice referencia, de la cruz de tela al que le falta un brazo y que fue entregada por la monja al pirata.

En otro de sus viajes a bordo de uno de sus más famosos barcos corsarios, el “Fortuna”,se encontró con una embarcación pirata de bandera turca que le atacó, y en el abordaje tuvo que batirse en retirada, y próximo a rendirse, escuchó una voz que le decía:”Anímate, no temas, Dios está de tu parte”, recobrándose y venciendo al pirata, por lo que pudo entrar triunfante en el puerto de Santa Cruz con la embarcación apresada el Sábado Santo de aquel mismo año.

En agradecimiento dotó don Amaro con su hacienda el costo de exponer al Santísimo el lunes y el martes de la Pascua de Resurrección de cada año en la iglesia del Convento de Sta. Catalina, por atribuir ésta victoria a la intervención de María de Jesús, quién tuvo una revelación del hecho en el momento en que se producía.
Otro episodio relata que estando en América don Amaro con motivo de su corso, una noche fue acometido por un hombre puñal en mano, que le embistió y del que salió ileso, teniendo que huir el agresor.

Luego que llegó de su viaje fue, como siempre lo hacía, a La Laguna a visitar a su protectora, y contándole el suceso, ella le mostró un cobertor todo lleno de cuchilladas, haciéndole ver quién le había librado, cuya manifestación hizo María de Jesús por mandato de su confesor, conservando don Amaro el cobertor en gran estima pues siempre lo llevaba a donde quiera que iba.

Por fin reseñar que a la muerte de la Sierva, Amaro Pargo no contento con dotar sobre sus bienes un aniversario por el alma de la monja, trató de dar a sus preciados restos un lugar de descanso más digno que la tierra.

A los tres años de la muerte, en 1734, solicitó los permisos necesarios para exhumar el cadáver y sepultarla en una caja, siendo testigo personal de la maravilla que observó en cuanto a la conservación del cuerpo, y que motivó que le dedicara no ya una caja, sino un sarcófago muy costoso, con estimación del Convento, La Ciudad y la isla entera, que es el mismo en el que aun perdura incorrupto el cadáver de la religiosa.

Es el sarcófago una obra de artesanía realizada en madera tallada y policromada en rojo, azul y pan de oropel cual puede abrirse mediante tres llaves, retirando su parte delantera y tras la que queda una urna de madera y cristal en la que yace la religiosa, y es la que se utiliza cada 15 de Febrero para exponer al culto público el cuerpo incorrupto.

Un dato curioso es el que trata sobre los versos que se pueden leer y que están escritos sobre el sarcófago. Entre ellos hay uno que dice:

Parece a quien el humano afán
A mirar con luz divina
Rara ave peregrina
Girando al Cielo Guzmán
O al trono de Catalina

Así se observa que el comienzo de cada verso forma la palabra Pargo, en clara alusión al corsario.

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