Los Remedios y el origen lagunero de los barcos romeros tan populares en Tenerife. Por Julio Torres Santos

los remedios

Los barcos de tierra iniciaron su singladura con motivo de las celebraciones en honor de Ntra. Sra. de Los Remedios, en la ciudad de La Laguna en 1699.

Las fiestas de Ntra. Sra. de Los Remedios de La Laguna en 1699 presentaron como novedad un castillo – situado en la esquina de la calle La Carrera – y dos navíos movibles en carretas. El espectáculo gustó tanto que al día siguiente los barcos acompañaron a la procesión. A partir de entonces, cuenta el insigne investigador y presbítero D. José Rodríguez Moure, que el espectáculo se convirtió en número obligado en las fiestas de Valle Tabares, Las Mercedes, Valle Jiménez, San Benito, Geneto y Tegueste.

Sobre la «cama” de la carreta, privada de estacas, se montaba el barco, de cuyo casco enrejado nacían la arboladura, vergas, jarcias, velas, gallardetes y bandoleras. De la carreta y de los mozos que la “tripulaban” tiraba una pareja de bueyes guiada por el correspondiente “gañán”, acompañado de dos labradores.

La noche de las vísperas, los barcos eran conducidos a la plaza de las fiestas precedidos de una librea o especie de compañía militar cómica que, iluminada con hachones de tea, iba lanzando “rejijides”. Contribuían a aumentar la algarabía los tiros de escopeta disparados por los “tripulantes” del barco y soldados de librea. El espectáculo finalizaba con algunas escaramuzas montadas por los participantes.

Al día siguiente, los barcos acompañaban a la procesión y, terminada ésta, comenzaban las carretas, también descritas por Rodríguez Moure:

Puesto el barco en el lugar conveniente, el mozo que se coloca delante del yugo se descalza y quita la chaqueta para más facilidad de movimientos, pone luego una mano sobre aquél, empuñando con la otra la “ahijada”, y a una voz, rejoneados los bueyes, parten a la carrera, siendo “pies” los triunfos con que se gana este juego.

Actualmente, los barcos se limitan a acompañar al santo festejado como si de simples carretas se tratase -salvo en los Valles de Tabares y Jiménez que es el único lugar de la isla de Tenerife que se siguen conservando las carreras de barcos-, pero en su origen estuvieron acompañados de un boato que hacía las delicias de los participantes y espectadores. Prueba de ello lo encontramos en la siguiente descripción que de las fiestas de Las Mercedes hace Elizabeth Murray:

En esta ocasión todos los campesinos acuden desde las diferentes partes de la isla. Como en todos los acontecimientos, lucen sus mejores trajes, reservándose los más alegres y vivos colores para los más jóvenes (…).

La “Carreta de los Novios” está compuesta de tres o más carretas grandes, adornadas como barcos veleros, con llamativos y coloreados pañuelos que cuelga, como banderas, de sus mástiles. Cada “Carreta” es llevada por una tripulación de media docena de marinos representados por la clase rural de la vecindad. Cada uno usa un sombrero adornado con vistosas cintas, pareciéndose más a un bandolero que a un marino. Uno o dos llevan un fusil sobre sus hombros. La yunta de bueyes a la que la “Carreta” va unida, si el tiempo lo permite, realiza una corta carrera. En verdad es un espectáculo peligroso, puesto que yo misma he visto a punto de morir cuando los barcos se apresuran hacia la meta.

Estamos hablando de otras épocas, pero aún hoy, las fiestas de nuestros pueblos continúan siendo una manifestación, mezcla de religiosidad y de tradición popular, atrayentes para los viajeros. Así lo expresó Elizabeth Murray:

No existe fiesta en ningún otro país que pueda superar a las de esta lejana isla, con esa manifestación de vestidos abigarrados, con modelos casi tan numerosos como sus propietarios.

Elizabeth Murray, llegó al puerto de Santa Cruz de Tenerife, el 23 de agosto de 1850, en el vapor de guerra español Hibernia, acompañada de su esposo, Henry John Murray, cónsul de Inglaterra en Canarias hasta 1860.

En la actualidad Los barcos de Valle Tabares y Valle Jiménez continúan su singladura anual en honor a la Virgen del “Rosarito” y de la Virgen de Fátima

Los barcos en Los Valles no sólo intervienen como símbolos representativos en las romerías sino que protagonizan anualmente las tradicionales carreras, que enriquecen el acontecer histórico etnográfico de Tenerife.

Los barcos al llegar las fiestas en honor de la Virgen de Fátima, en septiembre, o de la Virgen del Rosario, en octubre, rompen a correr por llanos y cuestas, salvadas estas con orgullo y todo el brío, aplaudidos a rabiar por un público enfervorecido dan tres vueltas alrededor de la iglesia.

Sin duda también los barcos de los niños en su carrera infantil hacen vibrar los corazones del asistentes, asistentes que llenan sus caras de alegría al ver asegurado el futuro de esta tradición ¡Vivan las Vírgenes de los Valles! Que ¡Vivan sus barcos y el ganado! Felices fiestas para todos

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