De los reinos de taifas. Por Antonio Alarcó

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Que algunos líderes políticos oculten sus carencias utilizando a las instituciones públicas para hacer campaña es cuanto menos reprobable y demuestra a lo que están acostumbrados algunos con tal de no abandonar el poder. Nosotros no estamos en eso. Nos apuntamos siempre a la verdad, aunque alguna vez nos pueda perjudicar.

Y les ponemos algunos ejemplos que ilustren nuestras palabras: el reciente Encuentro de Mayores organizado por el Ayuntamiento de San Cristóbal de La Laguna supuso un coste de casi 52.000 euros, una comida en pleno proceso electoral que no tiene ninguna justificación. Hablamos de 35 guaguas, alquileres de sillas y mesas, el catering, los regalos para los asistentes, la decoración, una presentadora para el acto y además utilizando a los ciudadanos de edad avanzada.

No sé si a ustedes esto les puede parecer censurable, pero está claro que hay otras personas que estiman que pueden hacerlo con total impunidad. Y les hablamos de otra casualidad ocurrida hace una semana durante la grabación del programa Noche de Taifas, que se realizó en Valle Guerra, y a la que curiosamente asistió como público el candidato de CC en La Laguna y gente de su equipo.

Como ya afirmamos en rueda de prensa, nos encanta el folklore y defendemos nuestras tradiciones y nuestra crítica no es hacia el objetivo del programa, porque espacios como éste apoyan nuestra cultura. Lo que no nos parece normal, ni admisible, es que se grabe en periodo electoral y se aproveche para mostrar a candidatos pensando que la gente es tonta.

Consideramos que la Televisión Pública de Canarias cuenta con magníficos profesionales, cuya independencia nunca hemos puesto en tela de juicio, pero lo que no es de recibo es que un ente que pagamos entre todos pueda estar manejado por los caprichos de algunos miembros de Coalición Canaria, y concretamente de La Laguna.

No es nuestro estilo utilizar las descalificaciones, y menos públicamente, pero queremos dejar claro que no nos callaremos ante este tipo de atropellos. Hablamos de dinero público, que bien podría ser utilizado para otras prioridades, pero que el candidato de CC prefiere gastarse en su campaña personal.

Mientras esto ocurre, los vecinos siguen transmitiéndonos sus demandas, las carencias que tienen sus barrios, y todos aseguran que pese a haberse dirigido al ayuntamiento la mayoría recibe la misma respuesta: “no hay dinero”, “son tiempos difíciles”, “haremos lo que se pueda”. Y así durante cuatro años.

Es más, este mismo mes hemos conocido también que el Ministerio de Hacienda ha penalizado al Ayuntamiento lagunero por incumplir sistemáticamente el plazo máximo de 30 días que las administraciones públicas tienen para pagar las facturas a sus proveedores. La media de nuestro consistorio roza los 80 días, casi el triple de lo estipulado por ley.

No hay dinero para atender las necesidades y demandas de los vecinos, se pone en jaque mate a las pequeñas y medianas empresas que prestan sus servicios a nuestro consistorio y se les tarda en pagar sus facturas, y nos encontramos que para actos electorales, como el de mayores, o para salir en la Televisión si encuentran recursos. Bonita forma de establecer prioridades. Y después le quieren cobrar el IBI a la Universidad de La Laguna cuando es el principal motor económico del municipio.

Siempre lo hemos dicho y seguiremos defendiendo la política como la actividad más noble a la que puede dedicarse una persona, en el firme convencimiento de que es posible mejorar la sociedad en la que vivimos. Por eso criticamos a los que tienen una visión equivocada y que carecen de los factores inhibitorios que dan la prudencia, el estudio y la preparación. A aquellos que creen que todo vale para llegar al poder y que cuando acceden a él hacen un mal uso de los recursos y de su posición.

Por fortuna, somos conscientes de que este tipo de personajes, que por desgracia, están presentes en todos los partidos, son minoría. A todos ellos les decimos que la política es compromiso, dedicación, trabajo y honradez. Que a esta actividad hay que llegar con una clara vocación de servicio y no de beneficio.

A ellos les recordamos que simplemente somos administradores temporales de lo público y que, por eso, debemos ser responsables y gestionar los recursos con el único objetivo de cambiar las cosas para mejor. También en La Laguna.

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